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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Mateo 9, 9-13

20/09/2018 23:09 El Evangelio
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Evangelio según san Mateo 9, 9-13 Evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús

al pasar a un hombre llamado

Mateo, sentado al mostrador

de los impuestos, y le

dijo: “Sígueme”.

él se levantó y lo siguió. Y,

estando en la mesa en casa

de Mateo, muchos publicanos

y pecadores, que habían

acudido, se sentaron con Jesús

y sus discípulos. Los fariseos,

al verlo, preguntaron a

los discípulos: “¿Cómo es que

vuestro maestro come con

publicanos y pecadores?”

Jesús lo oyó y dijo: “No

tienen necesidad de médico

los sanos, sino los enfermos.

Andad, aprended lo que significa

‘misericordia quiero y no

sacrificios’: que no he venido

a llamar a los justos, sino

a los pecadores”.

Comentario

Cuando el grupo que sigue

al Señor hunde sus raíces

en el amor y en la fuerza

de la fe éste vive acorde

a la vocación a la que ha sido

convocado, según piensa

el apóstol Pablo. Es la fuente

trinitaria de la comunidad, lo

que le da vida, comunión, capacidad

para ser testigo.

Esta manera unitaria de

ser es buena medicina frente

a todo lo que intenta socavar

el encanto de la fraternidad,

egoísmo y soberbia. Pablo

nos recuerda cuáles son los

cimientos de la Iglesia, nuestro

mejor patrimonio como

comunidad creyente: un bautismo,

un solo Señor, un solo

Espíritu y una única esperanza,

en función de los cuales

vivimos.

Esta unidad, no obstante,

perfila una preciosa pluralidad

que se origina en Cristo,

el dador de dones a los hombres.

Estos dones se especifican

en innumerables carismas

y servicios que, puestos

a trabajar al servicio de la fe,

nos permiten lograr la madurez

en el seguimiento del Señor

y la plenitud de la gracia

que se otorga a todo el que

espera en su Palabra.

Pero todo el activo creyente

se expresa por necesidad

en dar, servir, repartir y

agradecer. Si así no es, no somos

consecuentes con la vocación

que hemos recibido.

Por su oficio, Mateo era

uno más de los excluidos de

la religión oficial. Sabemos la

especial sensibilidad de Jesús

sobre los rechazados por su

debilidad, condición y oficio.

Y a Mateo se acerca el Maestro

y le invita al seguimiento.

Y con él y con otros pecadores,

Jesús se sienta a la mesa:

imagen del reino preconizado

por él, asentado en la humanidad,

misericordia y fraternidad.

Lo que no evita el escándalo

de los fariseos, expertos

en trazar muros separadores

del perdón de Dios.

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