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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34

25/01/2019 23:35 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34 Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34

En aquel tiempo, dijo

Jesús a la gente: “El reino

de Dios se parece a un

hombre que echa simiente

en la tierra. él duerme

de noche y se levanta de

mañana; la semilla germina

y va creciendo, sin

que él sepa cómo. La tierra

va produciendo la cosecha

ella sola: primero

los tallos, luego la espiga,

después el grano. Cuando

el grano está a punto, se

mete la hoz, porque ha llegado

la siega”.

Dijo también: “¿Con

qué podemos comparar

el reino de Dios? ¿Qué

parábola usaremos? Con

un grano de mostaza: al

sembrarlo en la tierra es

la semilla más pequeña,

pero después brota, se

hace más alta que las demás

hortalizas y echa ramas

tan grandes que los

pájaros pueden cobijarse

y anidar en ellas. Con

muchas parábolas parecidas

les exponía la palabra,

acomodándose a su

entender. Todo se lo exponía

con parábolas, pero

a sus discípulos se lo explicaba

todo en privado”.

Comentario

Todos los cristianos,

incluso todos los reconocidos

como santos, estamos

atravesados por la

formaleza y la debilidad. Y

hay momentos en los que

la debilidad prevalece en

nuestro estado de ánimo.

Un ejemplo de ello, lo

tenemos en San Timoteo,

“hijo querido” de Pablo.

¿Qué hace San Pablo para

animar a Timoteo? Le habla

al corazón y la habla a

la inteligencia. Hablándole

al corazón, con expresiva

ternura, le dice: “Tengo

siempre tu nombre en

mis labios cuando rezo,

de noche y de día. Cuando

me acuerdo de tus lágrimas,

ansío verte para llenarme

de alegría”, y le recuerda

la fe de su madre y

de su abuela.

También le habla a su

inteligencia, dándoles razones

para que recupere

fuerzas y “avive el fuego

de la gracia de Dios que

recibiste cuando te impuse

las manos”. Para ello,

nada mejor que acudir a

Jesús: “Acuérdate de Jesucristo”

y de todo lo que

ha hecho contigo y con

todos sus seguidores.

Acuérdate que te llamó a

ser su amigo y te demostró

su gran amor, acuérdate

que siempre camina

a tu lado, acuérdate que

llenó tu vida de su luz ante

los grandes interrogantes

humanos, acuérdate de

que al final de tu vida te

estará esperando para invitarte

al banquete eterno

de su amor...

Haciendo memoria de

Jesucristo, Timoteo, recuperó

el buen ánimo y

“soportó los trabajos por

la causa del Evangelio”.

A Pablo, a Tito, a Timoteo...

a todos los cristianos,

cada uno desde su

situación, nos tocan tres

cosas. Primera, predicar

el evangelio, es decir,

sembrar la semilla de la

Palabra de Dios allí donde

estemos. Segunda, hacer

que germine y dé fruto

en nuestra propia persona.

Tercera, ayudar a

otras personas a que acojan

bien, sean buena tierra,

a Jesús y su evangelio.

No olvidando nunca

que “Pablo plantó, Apolo

regó, pero el que da el

crecimiento es Dios”.

Nunca hemos de olvidar,

en la tarea de predicar

el evangelio, de sembrar

la buena semilla del

evangelio, lo que nos corresponde

a cada uno.

Pero siempre lo hemos

de hacer sabiendo que

es el gran regalo que podemos

ofrecer a nuestros

oyentes, porque acoger

a Jesús y su evangelio

es la mejor manera de

vivir nuestra vida humana

y encontrar la alegría,

el sentido y la esperanza

que todos anhelamos.

Lo que debes saber
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