Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,31 37 Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,31 37
el territorio de Tiro, pasó por
Sidón, camino del lago de Galilea,
atravesando la Decápolis.
Y le presentaron un sordo
que, además, apenas podía hablar;
y le piden que le imponga
las manos. él, apartándolo de
la gente a un lado, le metió los
dedos en los oídos y con la saliva
le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró
y le dijo: “Effetá”, esto es:
“ábrete”.
Y al momento se le abrieron
los oídos, se le soltó la traba de
la lengua y hablaba sin dificultad.
él les mandó que no lo dijeran
a nadie; pero, cuanto más
se lo mandaba, con más insistencia
lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro
decían: “Todo lo ha hecho bien;
hace oír a los sordos y hablar a
los mudos”.
Reflexión
El relato del Génesis nos introduce
en el misterio del mal
y el pecado. El autor sagrado
presenta la tentación bajo la
apariencia de un animal especialmente
escurridizo y dañino
como es la serpiente que, además,
era el símbolo de una divinidad
cananea. De ahí posiblemente
que se dirija a la mujer,
aunque la tentación es a ambos.
Precisamente no entender
esto ha creado no pocos
recelos infundados.
La tentación consiste en
presentar a Dios como alguien
que cela del hombre, que lo
quiere sujeto a su autoridad y,
en el fondo, teme que le pueda
arrebatar su omnipotencia.
No es verdad. Al contrario:
Dios crea al hombre y la mujer
a su imagen y semejanza, los
dota de libertad y sabiduría,
los plenifica con su amor... Pero
llega un momento en que se
creen que todo ha sido mérito
suyo y no necesitan del Dios
que los ha creado. Se sienten
la única referencia para vivir y
ser dichosos. Pero es una burda
mentira. Están desnudos y
tienen miedo cuando Dios, como
cada tarde, viene a pasearse
con ellos.
La fe implica una confianza
incondicional en Alguien que
te quiere, te valora por lo que
eres y te ha destinado desde
siempre a la salvación, pero
la sociedad ¡tantas veces! nos
presenta frutos aparentes de
una felicidad que, a la postre,
te deja desnudo y desvalido,
lejos de tu verdadero ser, lejos
del Dios que te ha dado la vida.
El Evangelio nos presenta
una de las varias curaciones
que hace Jesús en territorio
pagano y a personas que
no profesaban la fe de Israel.
Es más, viene justamente después
del impresionante testimonio
de la cananea que se
atreve incluso a replicar a Jesús
cuando le reprocha no ser
judía.
Y es que la Salvación es
siempre universal. Jesús sobrepasa
el ámbito salvífico de
Israel porque lo que le interesa
es el hombre allí donde se
encuentre, especialmente los
que más sufren. El protagonista
es sordo y mudo, tiene pues,
la totalidad del mal que le aprisiona
y no le deja vivir ni expresarse.
Y Jesús le ordena que
se “abra” a la Salvación, no ya
de su enfermedad, sino de toda
su vida.
Es un gran milagro, pero,
Jesús les pide que no hablen de
ello. Es muy significativo que
haga hablar al mudo, para que
ahora le pida silencio. A él y a
los demás. El evangelista quiere
hacernos ver que el verdadero
milagro es la Conversión
integral, no simplemente una
curación espectacular... pero
que no abre los corazones
a Dios.
¿Reconozco las tentaciones
que me incitan a desobedecer
a Dios?
¿Me doy cuenta de que muchas
veces solo me acuerdo de
Dios cuando me siento desnudo?
¿Me siento a veces como
el sordomudo, trabado de voz
y oído para percibir a Dios en
mi vida?